miércoles, 21 de diciembre de 2011

HA LLEGADO NUESTRA HORA


            Hoy ha tomado posesión Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno dando así por terminado un largo proceso electoral y una más larga agonía social. Comienza una nueva etapa.
            Muchos nos hemos alegrado absolutamente con la elección de este Señor, con todas las connotaciones de este término. Otros se han alegrado menos y algunos nada, pero creo que prácticamente todos, en nuestro fuero interno, sabemos que este cambio es lo mejor que nos podía pasar.
            Y ahora, nos toca arremangarnos a todos.
            Ni la mejor yunta puede tirar de un carro si quienes van subidos en él se dedican a poner palos en las ruedas.
            Ni el mejor capitán puede llevar a puerto el mejor barco si quienes van en él en lugar de remar se dedican a ejercer de lastre y hacer agujeros en el casco.
            Ahora ha llegado la hora de todos. El Capitán y su puente de mando tendrán que estar a la altura que todos esperamos y la tripulación deberemos de dar también lo mejor de nosotros mismos, cada cual en lo suyo.
            Es tiempo de responsabilidad, de seriedad en el trabajo, de compromiso, de sacrificio, de solidaridad, de esfuerzo, de afán de superación, de confianza en nosotros mismos. De poner los objetivos en el horizonte, y no a cuatro años vista, de sembrar para un futuro próspero, de sentar sólidas bases para una sociedad más justa, más ética y dotada de valores morales.
            El pasado 20 de Noviembre  llenamos las urnas de energía positiva. Creo que por primera vez, y espero no ser una ilusa, los españoles votamos “a favor de”, y no “en contra de”. Ha llegado ya el momento de transformar esa energía en los pilares para un nuevo futuro, distinto al que estábamos abocados por inercia y desidia. Los españoles somos capaces de hacerlo y estoy segura de que lo vamos a conseguir.
            Desde la firme convicción, más fuerte aún que la esperanza,
                                                                                  ¡ FELIZ NAVIDAD ¡

sábado, 17 de diciembre de 2011

LA JUSTICIA DE LA SRTA. PEPIS

             Llevamos una semana de “juicio” y cada vez que leo el resumen diario se me abren las carnes.
            Nuestro sistema procesal es tan rematadamente absurdo, ineficaz, caro y hasta injusto que para dilucidar si un señor ha recibido unos trajes bastante corrientes y molientes, sin conceder favor a cambio, llevamos con este asunto a cuestas varios años.
España es un país “obsequioso”. Entre una cajita de botellas de vino y una botella de Pingus, un Misako y un Loewe o una Parker y una Mont Blanc hay un mundo, pero cada cual en su nivel sabe dónde está el buen gusto y  la medida de la ofensa. De cuánto ha de partir para no ser rácano y  hasta dónde debe llegar para no cruzar la raya del cohecho.
            Regalar un traje, o tres o cuatro, resulta rarete en la medida que el receptor ha de colaborar necesariamente en su preparación, pero ¡allá cada uno! Digamos que esa apreciación entra en la sección del buen gusto que, en mi opinión resulta pésimo y de bastante poca clase pero ya se sabe “quod natura non dat, Salmantica non praestat”.
            Ahora bien, rácano no parece puesto que el “óbolo” en cuestión dicen ronda los 20.000 €, pero ¡caray! ¿en qué cabeza cabe que se pueda “comprar” o torcer la voluntad de un Presidente de Comunidad autónoma por ese dinero?.
            Superado el análisis del “absurdo”, vamos con la “eficacia”.
 En mi opinión el proceso es absolutamente “ineficaz”  Sea cual fuere el resultado del litigio  la “condena” se materializó desde el momento en que este señor abandonó el cargo puesto que haya cometido o no un delito lo ocurrido no es ético ni estético.
¿Caro? Ahí es donde me pongo enferma. Tenemos una justicia sin recursos ni medios que tarda perfectamente 10 años en resolver un asunto de Tribunal Supremo, en la que las sentencias devienen en inejecutables y las partes se mueren, literalmente….. y se ha montado un juicio con intervención de varios cientos de intervinientes en sus diversas fases…. para concluir en una sentencia que, con todos los respetos, es sustancialmente política y sólo les importa a “ellos”. ¿A cuánto nos ha salido el centímetro cuadrado de traje, de ser condenado, o la desvergüenza del PSOE valenciano de ser inocente?.
Y para terminar lo más espinoso: la “injusticia”.  Una vez más nos encontramos con un juez que entra y sale del juzgado a la política y de ahí al juzgado como perico por su casa. En este y otros casos de idéntica factura no sólo no se puede presumir su imparcialidad, sino que se puede afirmar su parcialidad.
En definitiva, casos como este que todos conocemos varios, ya por exceso o por defecto,  la justicia contaminada por la política deja de escribirse con mayúsculas y abandona su balanza y venda para meterse en el maletín de la Señorita Pepis.
El Poder Judicial, y los valores que la refuerzan como pilar de nuestro sistema de convivencia deben ser también puestos por Rajoy y su equipo en la lista de “manifiestamente mejorables”.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

CARTA AL REY

                Señor:
                En tiempos de derrumbe de instituciones y mudanza de hábitos confieso que desde que recuerdo vengo siendo monárquica por convicción y de corazón.
                Soy monárquica por convicción porque es nuestra condición la de un pueblo visceral y extremo, capaz de cometer las más salvajes tropelías y los actos de mayor generosidad y desprendimiento, todo ello con gran pasión. Y ante semejante visceralidad considero positivo que la Jefatura del Estado no responda a colores ni ideologías y que nos represente a todos por igual, sin tener como horizonte unas urnas. Esa falta de clientelismo también, no cabe duda, hace que sea más barato un Rey que un Presidente de República aspecto igualmente a considerar.
                Soy monárquica de corazón porque es de justicia reconocer que tanto su Majestad como la Reina se han ganado día a día, año tras año, mi respeto, mi agradecimiento y, en consecuencia, mi afecto porque en mi modesta opinión creo que realmente están poniendo sus vidas a nuestro servicio, a mi servicio. Siempre han estado dónde, cómo y cuándo tenían que estar. Es obvio que tienen determinadas prebendas que superan con mucho las de cualquier ciudadano, pero ¡que quiere que le diga Señor!, yo no me cambiaría por ustedes porque, con el debido respeto, sólo se vive una vez y el sacrificio me parece excesivo. Tal vez sea porque no me educaron para eso.
                Ahora, le veo con esas gafas negras y siento una enorme pena. Vale que se haya dado un trastazo, pero mucho peor es el golpe que lleva en el alma y le obliga a ir con los ojos ocultos para que no podamos ver su tristeza y tal vez su vergüenza.
                Realmente Señor, no hay derecho a que a estas alturas de la vida le hagan esto. Por deformación profesional presumo la inocencia de su yerno pero, ciertamente, la cosa pinta fea.
Feo es si se lo ha llevado porque es nuestro, de los contribuyentes.
Horroroso que hubiera defraudado al fisco porque Hacienda somos todos.
Espeluznante que los pelotazos se pudieran extender por toda España porque evidencia que no fue “un” error sino un “modus vivendi”.
 Y lo más pavoroso de todo que hubiera utilizado a una Infanta de España y abusado de la confianza del Jefe del Estado: el Rey.
Cabe otra opción que ¡ojalá! sea la verdadera: su yerno es tonto y se han aprovechado de él a sus espaldas utilizando su nombre y posición. No es muy gratificante pero sin duda sería la mejor para todos.
                En cualquier caso, Señor, Su Majestad no se merece esto. No hay derecho a que nadie utilice al Rey para delinquir a su sombra. Cierto es que en todas las familias “cuecen habas” pero en la Familia Real no ha de cocerse ninguna, so pena de correr el riesgo de que se quemen todas.
                Lo lamento por la Infanta a quien, tal vez su responsabilidad ante la Historia de España, le obligue a adoptar una decisión personal de sacrificio que, de otro modo, no habría de plantearse, pero llegados a este punto hay cuestiones más importantes que el amor.
                Y lo siento, sobre todo, por su Majestad porque, no hay derecho Señor, no hay derecho.
                               Con todo mi afecto y respeto.

jueves, 1 de diciembre de 2011

¡¡¡¡ A POR CAPERUCITA...!!!!

            En este “totus revolutum” económico que venimos arrastrando, encuentro muchas coincidencias de comportamiento humano que, en función de su densidad dentro del mapa europeo, determinan en gran parte el futuro de cada nación.
            En primer lugar está el “homo decentus”, aquél que trabaje por cuenta propia o ajena, para el sector público o el privado, paga puntualmente hasta el último euro que le corresponde al erario público.
            En segundo lugar encontramos al “homo jetus”. Este género es, en cierta medida, una evolución del anterior. Cuando el “homo decentus” se da cuenta de que siempre le toca el papel de tonto en el reparto, decide equilibrar por su cuenta la balanza de la justicia distributiva aplicando la fórmula: “¿Con IVA o sin IVA?”. Esta subespecie es tipología bastante reconvertible puesto que no deja de ser una adaptación del ser al hábitat que, en lógica, perderá este hábito cuando perciba que ha dejado de ser el bobo de la pandilla.
            En este grado evolutivo se desarrolla también el “homo jetus jetus”, generalmente “blue collar”, que va de víctima social pero que se mete entre pecho y espalda unos ingresos o sobresueldos de la leche a base de hacer ñapas de todo tipo y no dar jamás una factura.
            Por fin llegamos al tercer estamento donde encontramos el “homo sanguijuelus”. Habitualmente “white collar”, se dedica pura y simplemente a vivir del trabajo de los demás. Todos le vienen bien: “decentus”, “jetus”, o “jetus jetus”.  Convertido el mundo en una especie de “Gran Casino”, tanto le da apostar a lo que sube y lo que baja, como negociar con el hundimiento o rescate de la economía de las naciones, o comprar y vender miles de edificios haciendo de un país su Monopoly.
            Descrita la situación es fácil suponer que el “homo decentus” está empezando a estar hasta el gorro por la evidente razón de que ¡oh casualidad!, todos se fijan en él para meter la tijera, ya sea mediante bajada de salarios o subida de impuestos, o las dos cosas a la vez.
            Conclusión: Si se hay que rascarse los bolsillos para apoquinar en la tarea de reconstrucción de “nuestro mundo”, que empiecen los poderes públicos por lo difícil: el “homo sanguijuelus” en primer lugar, para proseguir con el “jetus jetus” y terminar con el “jetus” a secas, si es que éste no espabila por sí mismo al ver las barbas de su vecino pelar.
            Queridos amigos, el malo del cuento es el lobo y no la pobre caperucita, aunque sea más fácil echarle a ella las culpas y hacerle pagar los platos rotos.