martes, 19 de agosto de 2014

ARRETRANCOS


Si llegamos a este mundo sin nada, y salimos de él con lo puesto.... ¿Por qué nos pasamos la vida acumulando "cosas"?.
Fallecidos mis padres y desde hace unas cuantas semanas vengo dedicando una parte importante de mi tiempo a deshacer la casa familiar.... Seguro que hay cientos de museos en el mundo con menos "cosas"... Y lo malo, para quienes tenemos memoria, es que cada una de ellas tiene una "historia" o cuando menos una anécdota detrás... Lo que no es de una bisabuela, es de la infancia de mis padres, o de la de mis hermanos... ¡O de la mía!.. Por no hablar de los recuerdos de viajes, o regalos entre nosotros mismos o de amigos...
Adornos, libros, documentos, fotos.... hasta piezas de encaje de bolillos hechas por alguna bisabuela... pasando por cuadros, enseres y objetos personales... ropa de casa o mantones de Manila... Notas colegiales, insignias, juguetes....
Visto así, todo junto... "abandonado" de sus propietarios, prorrogado su afecto de una generación a otra... me asalta con insistencia la misma pregunta... ¿realmente hace falta todo esto para vivir?.

Hago mía la palabra de un amigo y dejo de llamarles "cosas" para denominarles "arretrancos".... La verdad es que no se sí esté vocablo existe pero tampoco quiero buscarlo... "Arretranco" tiene fonética despectiva y dura... de objetos molestos e inútiles... de esos que van llenando a lo tonto las estanterías y ocupan tu presente con disposición de colonizar tu futuro...

No... Realmente no necesitamos llenar nuestro espacio ni nuestra mente con "arretrancos". Es mejor discurrir por la vida "ligeros de equipaje" como predicaba de sí Antonio Machado... Es nocivo depositar tiempo y cariño sobre demasiadas cosas porque nos anclan y nos impiden avanzar. A veces pienso que el exceso de recuerdos y de pasado nos resta flexibilidad y cintura para acomodarnos a los cambios que nos ofrece la vida.

Es curioso como en momentos descarnados como puede ser una ruptura matrimonial, hay quién da más importancia a defender su parte alícuota de "arretrancos" que a recomponer una vida futura diferente y por estrenar.

No... Después de tantas horas dedicada a no saber qué hacer con tanta cosa he llegado a una conclusión... No seré yo quien deje demasiados "arretrancos" a mis hijos... prefiero legarles buenos recuerdos de tiempo compartido, imágenes en la retina, sonidos de historias y risas, olores de tierra mojada y aire limpio, sabores de magdalenas y acaso "lacón con grelos" de invierno.... y a distinguir el abrazo sincero de lo que no pasa de ser el frío saludo de la conveniencia.