martes, 14 de mayo de 2013

VALORES

            Para quienes somos dados a analizar las conductas, resulta ilustrativo comprobar cómo hay valores que, a pesar de ser muy necesarios para la convivencia, están obsoletos. Me refiero, entre muchos otros a la “prudencia”, la “discreción” y la “confianza”.

            Vivimos rodeados de “imprudentes”, de esos que dicen lo primero que se les viene a la boca, que no a la cabeza… con tal de ser los primeros en dar la “noticia”…. Me recuerdan el juego de los bolos…. ¡Allá va la bola con cerebro de madera a toda pastilla a ver si derriba más bolos que los demás!.
La verdad da lo mismo, pocas veces o ninguna se contrasta con opiniones adversas… por no hablar de ir a la fuente. Y no me refiero a los medios de comunicación, cuya falta de veracidad es en ocasiones delictiva…. Hablo de todos y cada uno de nosotros que tanto nos da decir “ocho que ochenta” sin pensar el daño que hacemos en muchas ocasiones a los demás.
…. porque la “prudencia” es una virtud y la imprudencia una mala práctica prescindible…

Y qué decir de los “indiscretos”. A falta de vida propia, de felicidad interna,  les quema en la boca la vida de los demás… Cuánta gente hay que retoza despellejando y diseccionando los días de los otros… Cuántos que han hecho de sus vidas un dime y direte… Cuántos que están deseando ser “todo oidos” para convertirse luego en “todo bocas”…
Si… qué despreciables y miserables son los indiscretos… y me viene a la mente el repugnante “primo” de Dña. Letizia Ortiz quien, por un plato de míseras lentejas ha rebozado por el fango de su conciencia en forma de libro el pasado de esta señora con intención de arruinarla su futuro…. ¡qué asco de tipo!.
… porque la “discreción” es una virtud imprescindible en las relaciones personales y su ausencia rebaja la amistad a una eterna sospecha de traición…

Y dejo para el final la “confianza”. En una sociedad de desconfiados y descreídos,  yo rompo una lanza por la necesidad de abrir una puerta a la confianza en los demás porque, lo normal, es que todos tengamos una roca madre en el alma sobre la que poder hacer pie. No todo se compra y se vende. La confianza en los demás no puede ser objeto del tráfico comercial pero si que ha de ser un valor que se presta de forma recíproca… yo confío en ti y tu confías en mi….
… porque es necesario que volvamos a confiar en el ser humano, en sus valores y sus capacidades y, para ello, hay que empezar por confiar en quienes tenemos al lado, en quien está contigo…

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