martes, 30 de abril de 2013

DÑA. CRISTINA Y EL AMOR



            Con esa tendencia que me empuja a bucear detrás de los acontecimientos, no puedo resistir una reflexión sobre un sentimiento que está totalmente aparcado de las primeras páginas de las noticias: el amor.

            Hace poco más de un año, en uno de mis últimos artículos del blog decía que, ante lo gris que se ponía la actuación de Iñaki Urdangarín en su falta absoluta de respeto a los dineros de todos abusando de su posición, Dña. Cristina tenía o que divorciarse o que renunciar a sus derechos dinásticos… y me mantengo en esa disyuntiva…. Pero me quito el sombrero – que no tengo – por su amor.

            Me parece admirable, envidiable, que en estos tiempos de “usar y tirar”, en que la gente se enamora un anochecer y se divorcia en el desayuno….En que mandan las portadas de los periódicos y las comadres de esquinas… en que a todo el mundo se le exige que renuncie a sí mismo para ser abrazado por lo “políticamente correcto”…. Me quito el sombrero – que no tengo – por su amor.

            Cuando el egoísmo de cada uno prevalece, y la dignidad mal entendida se lleva a extremos absurdos de renuncia a la felicidad, anteponiendo los errores del otro al perdón, aún a sabiendas de que con ello el amor muere al no tener futuro derrotado por una equivocación pasada…. Me quito el sombrero – que no tengo – por su amor.

            Cuando el “qué dirán” y estar a la altura de lo que se espera de cada cual es capaz de terminar con la felicidad de dos personas que verdaderamente se quiere…. Me quito el sombrero – que no tengo – por su amor.

            Cuando se es capaz de resistir todo tipo de presiones, de avalancha de “amigos” y “consejeros”, de látigos mediáticos que lejos de mirar sus propias vergüenzas encorsetadas se dedican a abrir el púlpito quioskero cada mañana para hacer caja a costa de las desgracias ajenas convertidas en noticias…. Me quito el sombrero – que no tengo – por su amor.

            No me cabe duda alguna, Dña. Cristina, de que debería de renunciar a seguir ostentando el título, más que nada porque resulta extraño y negativo para la institución que una heredera de la Corona esté involucrada directa o colateralmente por un escándalo de este tipo…. Pero me quito el sombrero – que no tengo – y le transmito mi más sincera felicitación y reconocimiento porque, como ser humano que es lo que a la postre somos usted, los demás y yo, ha tenido la absoluta fortuna de conocer el amor y francamente, encontrarlo, conservarlo y defenderlo es más importante e incluso difícil que ser Infanta de España.

           

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