miércoles, 9 de noviembre de 2011

TELE 5: ¿EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA TELEBASURA?

            Parece que ¡por fin! algo se está moviendo en el mundo de la tele. A la ya importante lista de empresas que han retirado su publicidad del programa “la Noria” de Tele 5 se añade, al parecer, el buque insignia del consumo en España: El Corte Inglés.
Sumergidos en la globalización, en el mundo de la comunicación y de la imagen, es forzoso reconocer que uno de los avances tecnológicos más importantes de la humanidad es, sin duda alguna, la televisión. No entiende de idiomas ni clases sociales. No sabe de razas, culturas o religiones. En todos los hogares desde el más opulento al más humilde en cualquier lugar del orbe es muy difícil que no exista al menos un aparato de televisión. No cabe duda que es una gran ventana abierta al mundo que nos permite asomarnos a la actualidad, las ideas, la cultura, el deporte, el ocio… una herramienta al servicio de la calidad humana como jamás se pudo imaginar que permite divulgar el conocimiento por todos los rincones.
Frente al sueño de lo que” podía haber sido”  nos damos de bruces con la realidad de “lo que es”.
Las televisiones públicas, con crecimiento exponencial a sabiendas de que el dinero que malgastan “no es de nadie”,  ejercen de fiel escudero del poder de turno a mayor gloria del partido que gobierne, sea éste cual fuere. La escasa calidad de sus programas es directamente proporcional a la “división” en que juega el titular de la cadena: Ayuntamiento, Comunidad o Estado. Apenas hay programas culturales, con la honrosa excepción de TV2, se promueve el aborregamiento ajeno a la crítica social y política, nada aportan al mundo de las ideas, para qué hablar de la nula promoción de la iniciativa… y a los niños les despachan con enlatados de dibujos animados que adormecen su inteligencia.
Respecto de las privadas, allá cada cual con su dinero, pero no es menos cierto que tienen las llaves de nuestra casa e invaden nuestros hogares cual termitas que van horadando nuestra sesera hasta dejarla como un queso gruyere. Podemos cambiar de canal, incluso apagar, pero hay que reconocer que no todo el mundo tiene la misma fuerza de voluntad, ni la misma capacidad para discernir lo que le conviene ver de lo que le hace daño, ni el mismo espíritu crítico. Si la droga hace daño al cuerpo, mata,  y está por ello prohibida, la telebasura hace daño a la inteligencia individual y colectiva, mata la ética y debería igualmente estar prohibida.
Los espectadores queremos una ventana al mundo, pero con la telebasura y muy especialmente Tele5 y sus “Sálvame” y “Noria”  tenemos un ojo de buey por el que se cuela en nuestras casas la fauna más abisal, monstruosa, innecesaria, repulsiva y dañina que imaginarse pueda.
Y al final, como la TV privada es un negocio y nos están utilizando, si nadie se anuncia se les acabó el chollo y terminarán mandando a su casa a toda esa galería de impresentables que sólo viven de sus polvos y sus lodos.
Quien paga manda. Los consumidores somos los que, a la postre, pagamos incluso la publicidad que recibimos, luego el arma más poderosa para cambiar no ya de canal, sino de contenidos, no es el mando, sino nuestra exigencia, vía consumo, a los anunciantes para que dejen de publicitarse en aquellos programas o medios que nos agreden en el sentido común, insultan nuestra inteligencia y arrastran nuestros principios por su barro.

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